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Está feo decirlo, pero aquí se predijo todo lo que iba a pasar en la Opening Night: gana Boston poniéndose muy pesado con los triples y gana Los Ángeles sin meter casi ninguno. A Embiid le pasa algo que todavía no conocemos. JJ Redick cumple lo prometido. Anthony Davis oposita al MVP con un estreno demoledor. Minnesota no encuentra su sistema: Gobert a medias, Edwards se tira todo lo que puede y Randle no da para más. Los Knicks no espabilan a tiempo y son arrasados en casa del campeón.
Luka Doncic se ha ganado todos y cada uno de los elogios que ha recibido, recibe y seguirá recibiendo durante su carrera. Se los merece por ser un jugador absolutamente único, de un talento irrepetible y de un carisma que le pueden elevar a las cotas más altas de la historia de este deporte. Ahora bien, para llegar aquí va a tener que ganar al menos un anillo de la NBA con sus Dallas Mavericks. Ha estado muy, muy cerca: el último curso cayó en Las Finales contra Boston. Su equipo ha dado pasos adelante para construir un candidato firme a su alrededor con Klay, Irving, PJ Washington, Lively... Pero la responsabilidad final recae en sus hombros, al igual que el mérito y la gloria más grande si consiguen el objetivo. Se acaban las excusas y se debe empezar a cuestionar firmemente su liderazgo, su preparación y su profesionalidad. Es por el mejor de los motivos: convertirse en uno de los más grandes. Mucho cuidado con la chulería de Anthony Edwards, que no le juegue malas pasadas. Y qué ganas tenemos de ver el Cavaliers-Celtics.
Aquí siguen LeBron y Curry tirando del carro de la NBA. Por más que hayan ganado todo lo posible, nos siguen sorprendiendo. Como la constante evolución de un Wemby que puede ser imparable desde el triple, pero generacional si domina la pista desde los tableros. Preocupación con el estado de Popovich.
Caída histórica de las audiencias, plaga de lesiones infinita, empieza el In-Season sin despertar mucho la atención... Cualquiera diría que la NBA pasa por un momento delicado cuando acaba de blindarse económicamente para una década con uno de los contratos más lucrativos del mundo. Pero debemos revisar punto a punto para entender si tan terrible es la tragedia, o si simplemente se han dado ciertas coincidencias pero lo importante sigue adelante. Lo único indudable es que la nueva lesión de Chet Holmgren deja un panorama delicadísimo a Oklahoma City Thunder.