SER Podcast
Ep. 434: No empieza bien este ‘Nadie Sabe Nada’ de Andreu Buenafuente y Berto Romero, no. Lamentablemente hemos de despedir y decir adiós para siempre al martillo vasco de Thoroak tras 72 programas acompañándonos (véase el 10x30 titulado ‘El martillo vasco de Thoroak’).
A quien por poco también hay que despedir es al astronauta Romero que, durante una versión muy particular entre ‘
Ep. 439: ¿Te imaginas entrar en un ascensor y en vez de escuchar música de coctelería de suburbio se oyera el ‘Nadie Sabe Nada’? Estaría bien, pero se perderían conversaciones banales como la que tienen Andreu Buenafuente y Berto Romero durante el F.I. Y si las conversaciones no fueran banales serían tan absurdas como la de hasta cuánto tiempo puedes estirar una excusa o broma; la de cuántas personas famosas muy bajitas conoces; la de si eres de los que aprietan el botón del bus solicitando la parada o eres de los que no se atreven y esperan que otros lo hagan; la de si oyes voces en la cabeza o no; y la más absurda sería si se pueden adiestras las moscas. Un día, deberíamos hacer un ‘Nadie Sabe Nada’ dentro de un asce
Ep. 438: ‘Nadie Sabe Nada’ benéfico desde el Teatre Victòria de Barcelona donde toda la recaudación de las entradas ha ido destinada al Banco de Alimentos de Valencia y cubrir las necesidades de los damnificados de los efectos devastadores de las inundaciones en la Comunidad Valencia el 30 de octubre de 2024. El ‘Nadie’ de Andreu Buenafuente y Berto Romero, junto a EL TERRAT (
Ep. 437: Si hubiera que resumir este ‘Nadie Sabe Nada’ de Andreu Buenafuente y Berto Romero en una frase larga y sin comas sería esta: “En este episodio del podcast con más ignorancia por metro cuadrado que hay en la podcasfera de habla hispana se veneran tanto los pollos gigantes agónicos de goma como cualquier otro objeto que emita el ruido suficiente como para no perforar el tímpano del oyente ni romper la barrera del sonido para que no huya apagando su app dejando de escuchar toda la improvisación y todo el humor que teníamos pensado.Si no os habéis quedado sin respiración y seguís con ganas de perderla pero por no poder parar de reír, ¡sed bienvenidos al ‘Nadie’!