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Un pastor con abogado, inmatriculaciones y un alcalde acusado de fraude. Bru Rovira y Valentina Rojo viajan hasta Monterde, un pequeño municipio de la provincia de Zaragoza donde los vecinos denuncian que el Ayuntamiento se ha apropiado de unas 200 fincas privadas.
En este episodio de ‘Carreteras secundarias’, Bru Rovira y Valentina Rojo nos llevan por caminos donde se difumina la frontera entre lo rural, lo urbano y lo global. El viaje arranca en Almendricos, donde un grupo de jóvenes ingenieros y meteorólogos calculan la lluvia que caerá en Buenos Aires, el viento que soplará en París, o la humedad que habrá en Pekín. Hasta allí nos acercamos a conocer cómo se vive en este pequeño pueblo de Murcia desde donde se predice el tiempo para todo el mundo. Seguimos hacia Torre del Burgo, en Guadalajara, un pueblo que estuvo a punto de desaparecer y que hoy sigue en pie gracias a la llegada de familias búlgaras que trabajan el campo. En este municipio, más del 80% de sus habitantes son extranjeros. Y acabamos en Mallorca, donde algunos vecinos han empezado a organizarse frente al turismo masivo. Lo hacen con ironía y cansancio a partes iguales: comiendo melón en mitad de la carretera, subiendo en masa a los autobuses turísticos o sacando las cenas a la calle para defender el espacio común.
Cuando la feria llegaba a un pueblo o una ciudad era el mayor centro de atención de la vida social. Hoy compite con otras muchas atracciones. Y nosotros también hemos cambiado. En esta edición de Carreteras Secundarias, Bru Rovira y Valentina Rojo visitan la feria de Igualada (Barcelona) para conversar con los feriantes y terminar aprendiendo sobre nosotros mismos.
En este episodio de Carreteras Secundarias viajamos a El Hierro, donde conocemos al “equipo patera”, un grupo de médicos, enfermeros y celadores en el segundo hospital más pequeño de España. Ellos son los primeros en atender a las personas que llegan en cayucos a la isla, muchas veces en condiciones de salud extremas. A pocos kilómetros de allí, en Tenerife, otros hospitales se han convertido en hogares forzosos para más de 600 personas mayores que tienen el alta médica, pero no pueden volver a casa porque nadie puede cuidar de ellas, ni hay centros que las acojan. Y el viaje termina en Girona, donde un equipo de atención primaria ha empezado a recetar algo muy curioso a los pacientes con problemas de salud mental: paseos por el bosque. Es la llamada “receta verde”, una forma de aliviar la ansiedad y la depresión devolviendo a las personas el contacto con la naturaleza.