Podium
Cualquiera que no haya corrido desde la clase de gimnasia de tercero de BUP y ahora se atreva a dar sus primeras y tímidas zancadas, se reconocerá en el arranque de este sexto y último episodio del podcast Mujeres que corren. ¿Cómo empezar a correr? ¿Es de verdad tan malo para las rodillas y las articulaciones? ¿Cómo evitar las lesiones? Estas son algunas de las dudas habituales a las que hoy damos respuesta. Además, a la hora de correr nos enfrentamos a muchos obstáculos: el miedo a no dar la talla (una vez más), la dificultad para encontrar el tiempo, incluso la motivación para hacerlo. Este episodio es quizá ese empujón que necesitas para creer que eres capaz de hacer más cosas de las que piensas.
También puedes escuchar la playlist de "Mujeres que corren", en Spotify
¿Y si te digo que hay algo que puedes hacer ahora mismo y que tendrá un beneficio positivo inmediato en tu cerebro, tu estado de ánimo y tu concentración? ¿Y si también te digo que su efecto será a largo plazo y que protegerá tu cerebro de diferentes condiciones como la depresión, la enfermedad de Alzheimer y la demencia? ¿Lo harías? Sí, correr (y trabajar la fuerza) es esa polipíldora que los médicos deberían prescribir. Además, es el único fármaco con un efecto dosis-respuesta, es decir, cuanta más cantidad se acumule a lo largo del día, mejor. Durante años, como os he explicado en el episodio cuatro, hemos convertido el ejercicio en una herramienta correctiva para dar la talla. No nos hemos parado a pensar que, quizá, uno de los mayores beneficios de la actividad física no es tanto que el vaquero nos quede de miedo, como lo bien que le sienta a nuestra cabeza. Hoy, en Mujeres que corren reputados neurocientíficos nos explican por qué el deporte, además de ser bueno para la salud física, lo es también para la salud mental. También puedes escuchar la playlist de "Mujeres que corren", en Spotify
A mediados del siglo XX, la industria del fitness aún estaba en pañales, pero el negocio de las dietas ya estaba a pleno rendimiento. Las básculas caseras se hicieron muy populares y las revistas alentaron a las niñas y a las mujeres a controlar de cerca su peso y su talla. Además, después de la Segunda Guerra Mundial para combatir la paranoia de que las mujeres se habían vuelto muy masculinas, porque muchas habían cubierto los puestos de trabajo de los hombres que habían sido llamados a filas, se las instó a ser más femeninas. Hoy, como escribe Louise Foxcroft en su libro “Calories and corsets”: “Muchas de nosotras vivimos bajo la tiranía de una forma corporal prescrita culturalmente donde la dieta es la norma y un cuerpo delgado es el objetivo”. Y, aunque el movimiento body positive es un soplo de aire fresco, el cuerpo de una mujer sigue siendo objeto de debate y escrutinio. Aún queda mucho por hacer para que las mujeres no se sientan constantemente juzgadas por su aspecto físico.Pese a los esfuerzos por cambiar la conversación, el ejercicio se sigue asociando a la pérdida de peso y el problema es que cuando definimos la salud y el estado físico exclusivamente a través de la talla del pantalón ignoramos otros biomarcadores de salud que son mucho más relevantes. Además, como corrobora la ciencia, estar obeso es un estigma. En el cuarto episodio de Mujeres que corren hablamos de esos otros obstáculos a los que se enfrentan las mujeres a la hora de correr y de cómo el ejercicio se nos ha vendido durante años como una estrategia para dar la talla. También puedes escuchar la playlist de "Mujeres que corren", en Spotify
Hoy, en Mujeres que corren vamos a hablar de la ropa deportiva femenina. Repasamos, además, la historia de la mayor innovación tecnológica del running según los expertos: el sujetador deportivo. Pese a que las mujeres ya habían intentado participar en la maratón de Boston desde 1966, el primer sostén específico para correr no se inventó hasta 1977 y, por supuesto, lo ideó una mujer. Hasta mediados de los años 70, no hubo zapatillas, ni sujetadores, ni ropa de deporte pensada para las necesidades del cuerpo femenino, porque sencillamente nadie esperaba que una mujer corriese. El desarrollo de productos deportivos específicos para ellas llevaba implícito un mensaje mucho más potente de lo que pueda parecer a simple vista: por fin, las mujeres eran consideradas, también, atletas. Hoy, el sujetador deportivo no es solo un negocio multimillonario. Ha pasado de esconderse a enseñarse, bajo la influencia de celebrities como las Kardashians, Selena Gomez o Bella Hadid. Igual que las omnipresentes mallas negras de yoga han sustituido a los vaqueros, como uniforme de toda una generación, el sujetador deportivo ya no se utiliza solo para hacer ejercicio, sino para estar cómodas a diario. El athleisure, vestir con ropa deportiva en el día a día y no solo cuando vas al gimnasio, es, ahora, tendencia. También puedes escuchar la playlist de "Mujeres que corren", en Spotify