SER Podcast
Àngels Barceló cuenta desde El Vaticano que viernes es el último día en el que la gente podrá despedirse del papa Francisco, antes de que mañana se celebre su funeral al que acudirán, además de cardenales y arzobispos de todo el mundo, casi todos los principales jefes de Estado de las grandes potencias occidentales. En España, el Gobierno español ha recibido reproches del ejecutivo israelí por rescindir el contrato millonario de compra de balas a ese país. Una decisión que puede abrir una crisis con Israel, pero que la ha cerrado entre los socios de Gobierno. Y Trump pone un límite a Ucrania y a Rusia para que lleguen a un acuerdo de paz después de que Moscú bombardease Kiev con más de 200 drones y misiles en un ataque que dejó, al menos, 12 muertos.
Lo que pasó en Alemania -donde la elección de canciller tuvo que irse a una segunda votación, algo inédito- no solo explica la situación allí, en la primera potencia europea, sino que explica de alguna manera cómo están los tiempos y cómo se extiende la inestabilidad y la incertidumbre, con una escalada militar entre India y Pakistán, con Estados Unidos buscando acercar posturas a China para hablar de aranceles, con Sánchez compareciendo para hablar del aumento en defensa y de un apagón cuyas causas desconocemos y con los cardenales arrancando el cónclave para elegir al nuevo Papa.
Después de los sustos y las sorpresas de los lunes, los martes empiezan a ser los días en los que nos queda la pregunta de por qué pasa lo que pasa. Del apagón del lunes pasado seguimos sin saber la razón concreta, y del robo que este lunes dejó tirados a miles de pasajeros se sigue investigando si fue eso -un robo y un problema con la catenaria- o si fue un sabotaje, como apuntó en este programa el ministro Óscar Puente. La investigación de la Guardia Civil está en curso todavía. Y es verdad que quien robó el cable fue a robarlo en zonas donde no había cámaras de seguridad, pero la investigación no apunta -o no apunta con lo que se sabe de momento- a la opción del sabotaje.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, denunció anoche lo que calificó como un grave sabotaje en la línea de tren de alta velocidad que une Sevilla y Madrid. Son cuatro robos de cable en distintos puntos de la provincia de Toledo en un radio de 10 kilómetros, lo que afectó -en la vuelta del puente del 1 de mayo- a más de 10.000 viajeros de 30 convoyes, que han pasado buena parte de la madrugada en los trenes o en las estaciones o que se quedaron sin poder salir. La estación de Atocha ha permanecido abierta por la noche y se ha retrasado una hora la salida de los primeros servicios de Madrid con Toledo y con Sevilla para dar margen a los trabajos de reparación de la vía.