Caracol Podcast
Entrar en batalla es una opción no un fin, ¿hasta qué punto vale la pena entrar en una confrontación con nuestra competencia? Puedo meterme en la lucha ganar, perder o quedar "en tablas" o no meterme en una pelea directa y aún así ganar; por eso Sun Tzu nos dice "El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar" ¿Cómo llegar a ese punto y tomar la mejor decisión? este es el tema en este punto, de la batalla.
Tenemos dos grandes formas de entenderla, por un lado es el ejercicio profundo de pensamiento o el reflejo, una mirada de quienes somos ante los demás. Mirarnos en profundidad y encontrar en que fuimos fuertes y en que fuimos débiles, que factores fueron externos y cuales internos, es el camino para que el resultado del proyecto (exitoso o no) nos deje aprendizajes que nos sirvan como individuos y como equipos.
Dicen los marineros que podemos atravesar la tormenta o rodearla pero no podemos sentarnos y esperar sin hacer nada. Cuando terminamos la batalla, pasamos por momentos de alta tensión, de profundo desgaste y deben quedar conclusiones y enseñanzas claras, allí es donde evaluamos el diseño por escenarios, definimos posibles campos de batalla y nos adelantamos en planeación por si llega a suceder para que, como equipo, podamos reaccionar.
Planeación implica planear la acción, pero también hibernar es una decisión válida. Como latinos fuimos criados para hacer más que para planear, según esa mirada no está bien visto darle prioridad al tiempo de descanso o de reflexión y por eso nos desgastamos probando sobre la marcha. Tener claro sobre la mesa todos nuestros recursos, puedes ver diferentes futuros y preveer como reaccionariamos a cada escenario es el resultado de hacer juiciosamente un ejercicio de planeación; debemos tener claro que por un lado va lo estratégico y por otro lo táctico pero son interdependientes si no los equilibramos, caemos en la parálisis por análisis o en el temido fracaso.