Marijaia aparece debajo del lodo. Sin sonrisa, pero en pie. Bizkaia piensa en cómo evitar nuevos desbordamientos, pero se encuentra con que hay demasiadas vegas y riberas ocupadas. Las actuaciones que se pueden realizar son limitadas y los expertos advierten: puede volver a llover la misma cantidad de agua en el mismo periodo de tiempo.
Empezó a llover el martes de la Semana Grande y ya no paró. La altura de la ría de Bilbao subió en cuatro horas hasta seis metros. Un centenar de municipios vascos quedaron destrozados. Los efectivos de emergencias se movilizaron, así como la sociedad civil en un ejercicio de resiliencia.
La sobremesa en el restaurante Mandoya de la Comisión Mixta de Fiestas de Bilbao tuvo que ser interrumpida. Las comparsas tenían que desalojar el recinto festivo y salvaguardar las txosnas. Nadie se esperaba la llegada de esa gota de agua fría, los medios técnicos de la época tampoco la detectaron.