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Se les acaba la racha a los de JJ Redick ante unos Phoenix Suns que deben buscar el mejor quinteto para que Kevin Durant y Devin Booker brillen como ellos saben. Los que siguen invictos son los máximos candidatos: Oklahoma City Thunder y Boston Celtics. Se les suma a esta categoría los Cavaliers de Donovan Mitchell y compañía, con pocos cambios en su plantilla pero mucha más confianza que la temporada pasada. Muy cerca están Paolo Banchero y sus Orlando Magic, que empiezan a asomar la cabeza. Los que no saben ni por dónde empezar este curso son Denver Nuggets y Milwaukee Bucks.
Los Sixers no levantan cabeza. Tienen el peor récord de la NBA y deben obrar el milagro si quieren acabar la temporada en positivo. La vuelta de Joel Embiid no parece suficiente, y menos si Paul George es baja otra vez. Situación muy diferente en Los Ángeles: Dalton Knecht parece la pieza final para encajar el puzzle de JJ Redick y el MVP de Anthony Davis cada día es más posible.
Luka Doncic se ha ganado todos y cada uno de los elogios que ha recibido, recibe y seguirá recibiendo durante su carrera. Se los merece por ser un jugador absolutamente único, de un talento irrepetible y de un carisma que le pueden elevar a las cotas más altas de la historia de este deporte. Ahora bien, para llegar aquí va a tener que ganar al menos un anillo de la NBA con sus Dallas Mavericks. Ha estado muy, muy cerca: el último curso cayó en Las Finales contra Boston. Su equipo ha dado pasos adelante para construir un candidato firme a su alrededor con Klay, Irving, PJ Washington, Lively... Pero la responsabilidad final recae en sus hombros, al igual que el mérito y la gloria más grande si consiguen el objetivo. Se acaban las excusas y se debe empezar a cuestionar firmemente su liderazgo, su preparación y su profesionalidad. Es por el mejor de los motivos: convertirse en uno de los más grandes. Mucho cuidado con la chulería de Anthony Edwards, que no le juegue malas pasadas. Y qué ganas tenemos de ver el Cavaliers-Celtics.
Aquí siguen LeBron y Curry tirando del carro de la NBA. Por más que hayan ganado todo lo posible, nos siguen sorprendiendo. Como la constante evolución de un Wemby que puede ser imparable desde el triple, pero generacional si domina la pista desde los tableros. Preocupación con el estado de Popovich.